miércoles, 30 de marzo de 2011

Domingos de guardar

Estos domingos de guardar, que llaman a quedarte en casa pero sales y cuando vas conduciendo sientes a los árboles perder sus hojas. Caen en remolino, o como lluvia marrón que roza la calle y los coches las estrujan sin contemplación. Ellas quebradas, inertes, polvo ya entre hilachas y cortezas.

Estos domingos de guardar pero no, en que te resistes, te lanzas a la calle y deambulas de aquí para allá con la bufanda hasta los ojos, guardando el vaho. El tuyo, propio y húmedo entre la lana.

(15/12/2010)

domingo, 6 de marzo de 2011

Tristeza infinita

A mi padre
A mis primos

Un mundo sin palabras. Sólo miradas y el tacto húmedo del abrazo que te encierra en ese intento vano de arrancarte del aquí y ahora. No pienso, luego no está ocurriendo. Sólo esta nausea al acecho que se empeña en regresar.

Ni acicalándote con uñas en rojo bermellón, ni el rosario enredado entre tus dedos, ni tantos besos amontonados pudieron retenerte. Ni el recuerdo de las pócimas vertidas entonces sobre un campito de jugar al fútbol, ni esa muñeca de niña destripada en el pasado, compensan ni alivian esta tristeza que hoy me invade al conducir un padre nublado a mi derecha, tu delante entre esas flores. Pájaro ido. Adiós tu risa, tan sola y última, por las carreteras del Henares.

In memoriam. Marta Susana Dragoevich (30/01/1957- 24/01/2011)